sábado, 29 de julio de 2017

Cuánto hay que ahorrar por mes para mantener el nivel de vida después del retiro

Qué gap debe cubrir un profesional para mantener su nivel de vida una vez jubilado. Dónde invertir y con qué criterios. La hoja de ruta para armar el fondo de retiro y previsiones a tener presentes.

¿Cuándo es el momento de pensar en ese porvenir? A los 35, a los 30... o mejor aún: a los 25, para armar el andamiaje sin prisa pero sin pausa. Existe un denominador común: cuando el reloj cronológico se acerque a los 60, será necesario contar con una espalda financiera suficiente como para complementar los ingresos de la seguridad social y disfrutar de la etapa del retiro sin necesidad de modificar abruptamente su estilo de vida. “El segmento ABC1, o de ingresos medios-altos, está entre los más perjudicados a la hora del retiro, dado el ratio salario actual/jubilación”, define Diego Martino Guzmán, CEO de Megainver.

El primer dato que hay que anotar para tomar dimensión del tema es que la jubilación máxima actual, según su última actualización (marzo), asciende a $ 46.849 y accederán a ellas quienes hayan trabajado en relación de dependencia y aportado en los últimos 10 años sobre el tope que marca la Ley como base máxima imponible, que es de $ 72.289 mensuales. Pero la realidad es que apenas un 10 por ciento de los trabajadores argentinos se jubila con ese rango.

Aún más compleja es la situación para los trabajadores autónomos y para los monotributistas, desde profesionales independientes hasta directores de empresas y emprendedores o comerciantes. En el primer caso, el de los autónomos, la categoría a la que aportan determina “en algo” el dinero que se llevarían de bolsillo al jubilarse. Pero éste, difícilmente, supera los $ 12.000 al mes una vez llegados a los 65 años y 30 de aportes, que es el haber promedio de la seguridad social, según datos de la Anses. Los monotributistas, independientemente de la categoría a la que aporten, tienen una situación aun peor: están, siempre, en los rangos más bajos de haber jubilatorio. Son datos que hay que leer con mucho cuidado, si no se es un trabajador en relación de dependencia.

Calculadora en mano, el salario promedio de un gerente ronda entre $ 70.000 y $ 130.000 mensuales, dependiendo del tipo de empresa, sector y posición. De ahí para arriba y para abajo, las cuentas son claras: hay que cubrir un gap mensual que puede rondar los $ 30.000/40.000 o más. “Las nuevas reglas demográficas son adversas para cualquier sistema de seguridad social que analicemos y lo real es que no se encontró el paraíso previsional ni en los países con sistema de reparto, ni en los que utilizan el de capitalización”, plantea Ana María Weisz, directora de Wealth de Mercer para la Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay. “Bajas tasas de natalidad y de mortalidad afectan muy negativamente los sistemas de reparto, en los que los activos (aportantes sanos) financian a los pasivos, enfermos, inválidos y hasta niños. Pero, en los países con sistemas de capitalización y, en especial, si son de economías crecientes, vemos que las prestaciones son bajas comparadas con el promedio de salarios”, advierte la especialista.

Plan a medida

“La conciencia en el retiro en un país como el nuestro no puede analizarse fuera del contexto. No todo el mundo puede pensar en ahorrar para un futuro que vendrá en 20 ó 30 años cuando tiene necesidades urgentes hoy. Entre aquellos que sí pueden hacerlo, hay una clara coincidencia en que el esfuerzo individual canalizado en ahorro e inversión será fundamental para compensar el esquema de jubilación público al momento del retiro”, plantea Esteban Pereiro, gerente de Inversiones de HSBC Argentina.
Marcelo Elbaum, economista especializado en planificación financiera y director de Maxinver, pone sobre la mesa dos conceptos que juegan en contra de una etapa madura sin sobresaltos. “En primer lugar, se subestima el objetivo. La gente, siempre, piensa que el futuro es muy lejano. El segundo punto es la subestimación de la expectativa de vida: en general, las personas calculan entre seis y siete años menos. Pero, después de los 65 años, al menos, se viven 20 años más. Por lo que es mejor que el dinero lo sobreviva a uno, a que uno deba sobrevivir sin él”, enfatiza.
Otro tema que puede conspirar contra el futuro del ingreso posretiro es el caso de quienes hicieron parte de su carrera en un país y, luego, la siguieron en otro destino (o en varios). Y el caso no es igual si siempre fue el mismo empleador o si fueron diferentes y de distintas nacionalidades. También, las pausas “sabáticas”, o los períodos en que se dejó el trabajo en relación de dependencia para probar suerte con un emprendimiento propio, mueven el tablero.

Diego Bufano, director y Head Portfolio manager de Quirón Asset Management, pondera la importancia de “tomar conciencia de que los sistemas de reparto (como el que rige en la Argentina) están en crisis en todo el mundo, dada la dificultad para financiarlos y, en consecuencia, es necesario ir formando voluntariamente la propia cartera de ahorro en forma personal e individual”. Además, resalta que acumular no es equivalente a invertir: “La moneda pierde valor por el efecto erosivo de la inflación. Por eso, si se acumula el dinero sin invertirlo con un sentido amplio de ahorro, sin ponerlo a producir, la cantidad puede ser la misma pero su utilidad, el día de mañana (aun en moneda dura), será notoriamente menor o despreciable”.

“Sin duda, cuanto más joven comencemos a generar ahorro, más fácil conseguiremos la independencia económica. Pero, para ello, debemos tener la convicción de lograr que el dinero trabaje para nosotros, en lugar de trabajar uno para obtener dinero”, postula Pablo Castagna, director del segmento Individuos de Puente.

¿Cuánto ahorrar? Cuánto más joven se es, y menos responsabilidades familiares se tienen, mayor podría ser el porcentaje que se destine al fondo de ahorro. Cuando hay hijos en edad escolar, los gastos se multiplican y hacer recortes se hace más difícil. El primer tip, entonces para los que están empezando a andar el camino de la adultez: tratar de hacer el mayor “esfuerzo” posible en esa primera fase.
“En lo posible, uno debería invertir entre 10 y 15 por ciento de sus ingresos en una cartera diversificada entre bonos, acciones y activos reales como propiedades y, en menor medida arte, pensando en su futuro retiro”, opina Paula Bujía, analista senior de Allaria Fondos. “Una buena forma de invertir es aprovechar al máximo la tasa de interés compuesta, esto es, invertir a una tasa y reinvertir los intereses cobrados”, dice la experta e ilustra con un ejemplo: si se invierten US$ 100 en un bono que rinde un 5 por ciento anual, reinvirtiendo los intereses durante 20 años, al final, se tendrán US$ 265, con lo cual se habrá más que duplicado el capital inicial.

Martín Sánchez Bazán, director de Wealth Management de Balanz Capital, va por la idea de planificar al detalle y pone especial énfasis en la conducta de quienes no trabajan en relación de dependencia. “Contar con una matriz de cash flow mensual es una herramienta muy útil para tener control, tanto de ingresos como egresos, buscar la baja de gastos innecesarios y poder armar la estrategia”, asegura. Sobre los autónomos y monotributistas, el ejecutivo remarca que “cuando los ingresos son variables, se necesita ser mucho más ordenado y equilibrado, evitar euforias y ser conservador al estilo fondo anti-cíclico”.
Jorge Becerra, socio y Managing director de The Boston Consulting Group (BCG), se detiene, también, en el caso de los trabajadores independientes. “Se tiende a pensar que más del 90 por ciento de la fuerza laboral se centra en las empresas. Pero la realidad es que existe una tendencia global al desarrollo de más trabajos autónomos, independientes y emprendedores”, explica. “Esto trae aparejados modelos de trabajo distintos. Por lo tanto, también será distinta la planificación del retiro que lleva, muchas veces, a demorar aun más el inicio de un ahorro sistemático. Este tipo de empresarios, con ingresos y egresos volátiles, necesitarán de productos que faciliten el aporte no tan estable, sino, más bien, que pueda ser más puntual, de manera que se puedan depositar distintos montos con el correr de los meses”, remarca.

Estrategia

Con el objetivo final en el largo plazo, pero midiendo las posibilidades que el mercado financiero local ofrece hoy, se presenta una clara diferencia con lo que sucedía hace algunos años: los expertos coinciden en que es buen momento para hacer diferencia con las tasas de interés en pesos.

“Con las tasas en pesos positivas en términos reales, las Lebacs o bonos Badlar más un margen permiten ahorrar en pesos ganándole a la inflación mientras el tipo de cambio siga estable como se espera por ahora. Las acciones argentinas (también, en pesos) en una proporción de la cartera (30% para los más jóvenes; 10% para los mayores) también aumentan la rentabilidad”, apunta Bujía, analista de Allaria Fondos. La experta agrega: “Un tercio de los activos en propiedades también es una buena inversión para el futuro”.
“Para una persona joven que comienza a armar su portafolio de inversión con vistas a un fondo de retiro, claramente, se puede tomar más riesgo porque el plazo de conformación de la cartera y de aportes es mucho mayor”, define Guillermo Guichandut, gerente General de Supervielle Asset Management. “Recomendamos instrumentos de renta fija en dólares del tramo medio y largo de la curva cuyo rendimiento se ubica en un rango de 4,5/7,5%. También, podemos ponderar una porción a riesgo subsoberano (deuda provincial), que tiene un premio de 1,5/2% aproximadamente, por sobre el rendimiento del soberano, es decir, 6/6,5%”.

Con la estrategia adecuada, y sostenida en el tiempo, los resultados pueden ser sorprendentes. Dice Christian Cavanagh, CEO de Delta Asset Management: “Uno puede aspirar a obtener una rentabilidad real del 4,5% anual asumiendo un nivel de riesgo razonable. Por ejemplo: para ahorrar el equivalente al poder adquisitivo actual de US$ 100.000 (valor presente), una persona debería ahorrar US$ 260 por mes ($ 4200) durante 20 años, siempre y cuando, el dinero le rinda un 4,5% anual en términos reales”.

El mix de inversiones que elige Cavanagh: fondos de retorno absoluto, en los que el administrador elige la mejor diversificación de moneda, gestión de la duration de la subcartera de bonos y el balance más conveniente entre acciones y bonos. También para quienes invierten desde el exterior, fondos de ETFs y, para balancear la estrategia, fondos que inviertan en la economía real “siempre y cuando, su rentabilidad neta de impuestos y gastos resulte atractiva”.

“El perfil de la cartera de inversión estará definida en concordancia a la etapa de la vida en que se encuentre el inversor, entendiendo que, cuanto más joven comience a ahorrar, más riesgo puede tomar. Un inversor joven podría destinar hasta un 25% de sus ahorros a instrumentos de renta variable: bien diversificado y a largo plazo, la apreciación de capital debería ser mayor que en otros instrumentos financieros”, aconseja Castagna, de Puente.

Con la mirada puesta en los próximos 12 meses, su recomendación incluye apostar a instrumentos en pesos. El mix recomendado: Lebacs, bonos soberanos ajustables por inflación, corporativos y provinciales ajustables por Badlar y soberanos a tasa fija. “Llevar adelante una estrategia de inversión diversificada es bastante complejo para un inversor individual sin el conocimiento y los medios adecuados y los fondos comunes de inversión (FCI) son una buena alternativa”, indica el experto de Puente.

27-7-17 - Monica Fernandez - Apertura



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