En 2015 me anoté en una maratón de aventura. El desafío consistía en
correr 100 km sobre terreno montañosos entre la Argentina y Chile. Al
segundo día de travesía, agotado y a punto de abandonar, conocí a Eliza,
una maratonista de 82 años que participaba por tercera vez. Me acerque y
le pregunte cuál era su secreto. “Todos me miran el cuerpo y no se dan cuenta de que la clave esta en mi cabeza. Las maratones se corren con los pies, pero se llega con la mente”, respondió firmemente ante mi asombro.
Esta
experiencia fue un punto de inflexión que validó lo que venía
observando al trabajar con emprendedores y empresarios de Latam, el
activo más importante que influye en el éxito del emprendimiento no
está en el balance, está en el mindset del emprendedor, en su mente.
El entorno es igual para todos, pero la forma en que lo interpretamos y actuamos es lo que nos diferencia. Mientras la mayoría ve un problema, el emprendedor detecta una oportunidad. Así descubrimos dos tipos de emprendedores: aquellos con mentalidad de crecimiento y los de mentalidad fija.
La diferencia entre ambos es que a los primeros les encantan los desafíos, valoran las críticas, aprenden de los fracasos y no le temen a la incertidumbre
mientras que para los segundos el cambio es peligroso, la incertidumbre
genera temor, los obstáculos hay que evitarlos y no escuchan las
críticas.
Para descubrir el estilo de mindset del emprendedor, diseñamos
un dispositivo psicológico para conocer su sentido de propósito, el
nivel de autoestima, las creencias limitantes y la capacidad de
perseverancia. Además, se analiza el árbol genealógico de la
persona para entender como la historia y constelación familiar
condicionan su destino. La dinámica entre los socios trasciende al
organigrama, su manera de complementarse y resolver los conflictos son
un indicador clave de éxito. Esto también lo estudiamos con simuladores
vivenciales.
Lo soft condiciona lo hard.
Detrás de un emprendimiento exitoso vamos a encontrar que los grandes
emprendedores tienen en común la necesidad de logro, un alto nivel de
confianza, curiosidad y capacidad de aprendizaje, disfrutan de convivir
con la incertidumbre y asumir riesgo. La perseverancia es parte de su ADN.
No le temen al fracaso, porque es condición para validar sus ideas. “El error siempre tuvo mala prensa, porque se confunde fracasar con ser un fracasado. Pero en realidad de la equivocación se vuelve con experiencia, en cambio de la ignorancia no”.
La buena noticia es que se puede estimular y desarrollar el mindset emprendedor
que requiere cada etapa del emprendimiento. Esto evita que el éxito del
pasado se convierta en el fracaso del presente. Locos son aquellos que
pretenden resultados diferentes haciendo más de lo mismo.
En colaboración con Endeavor.
Marcelo Rabinovich
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