lunes, 6 de febrero de 2017

Ajedrez y empresas (III)

Estrategias del Ajedrez para aplicar a tu negocio




El tablero. ¿En qué se parece un negocio a una partida de ajedrez?



Es verdad que en el ajedrez tienes un adversario único, mientras que las decisiones en el mundo de los negocios se complican debido a que existen muchas otras variables a considerar, pero, como el empresario, el jugador de ajedrez está en constante tensión, tomando decisiones difíciles. Pero antes de decidir el jugador pasa mucho tiempo analizando la jugada, algo que si los políticos o las empresas hicieran se ahorrarían realmente muchos errores y dinero. Comprender y analizar bien la realidad que nos rodea antes de tomar una decisión, antes incluso de considerar tomarla o no, puede ahorrarnos mucho tiempo y el tiempo también es dinero. Antes de elegir jugada hay que observar la foto general —del tablero o de la empresa—, el escenario en el que nos encontramos. Esta planificación nos la enseña el ajedrez y es aplicable a cualquier situación de la vida en la que haya que tomar decisiones.

Estrategia. Una vez analizada nuestra posición los siguientes pasos serían la estrategia (establecer objetivos) y la táctica (el método), ¿cómo podemos diferenciarlas bien? 

A menudo las personas no programamos estrategias sino que reaccionamos al problema, actuamos de inmediato —cuando no queda más remedio— y así es como se pierde la partida. Es lo que sucede ahora con la crisis, los políticos no prevén el problema, por eso van siempre un paso por detrás porque no predicen el futuro y las decisiones son tardías e incorrectas. Pero todo saldría mejor si tenemos los escenarios previstos. 

Reflexión. ¿Cómo se planea entonces la estrategia?

La estrategia son los objetivos y táctica los métodos. El truco es sentarse, aislarse en un lugar tranquilo donde estemos cómodos, con una hoja en blanco, el ordenado apagado y el móvil desconectado, y sencillamente dedicarse media hora a pensar y planificar.

Paciencia. ¿No pensamos lo suficiente? 

Hoy vivimos a un ritmo frenético, nos estamos habituando a trabajar de manera muy rápida y no nos da tiempo a pensar ni a reflexionar, tenemos mucha capacidad de reacción, sí, pero si uno parte de un mal plan los resultados van a estar condicionados por él. Elaborar una buena estrategia requiere de un momento reflexivo, individualmente o en equipo, pero hay que pararse, tomarse el tiempo necesario para pensar y reflexionar si lo que estamos haciendo es lo correcto.

Actitud. Práctica, táctica, paciencia, concentración, mentalidad, perseverancia, disciplina… ¿cuál de todas debe primar en el mundo empresarial?

Todas son importantes, y aunque hay muchas inteligencias —matemática, social, emocional…—, para mí la capacidad o la inteligencia para aprender cosas nuevas es fundamental, si uno no es capaz de entender y humildemente aceptar que cada día puede aprender algo nuevo no tendrá tanto éxito, porque hay que estar atento al entorno y a la realidad para aprender de ellos.

Productividad. “La fórmula ‘talento+trabajo=éxito’ ha sido siempre la receta mágica que todos conocen y muy pocos aplican con la necesaria intensidad” ¿No nos esforzamos lo suficiente?

Rendimiento y sufrimiento no están relacionados, al contrario, si se sufre en el trabajo se rinde menos. Hay gente que trabaja 16 horas, y así confundimos meter horas con el rendimiento, y no se trata de eso, no se trata de trabajar más sino mejor en menos horas. Antes de ponerse el mono de faena hay que pensar, qué voy a hacer, por qué lo voy a hacer y cómo lo voy a hacer (de nuevo la estrategia). Estas tres preguntas son básicas en ajedrez, pero en el mundo de la empresa eso se olvida mucho, porque el éxito te ciega y te aparta del campo estratégico.

Talento

Vivimos en un entorno hostil hacia el talento, desde el sistema educativo hasta la empresa. En los colegios no se gestiona el talento ni se cultiva, no hay tiempo. En la empresa tampoco, nuestro mundo es cortoplacista y no se nos da la oportunidad de opinar ni desarrollar las iniciativas propias, todo se condiciona a los beneficios y el dinero. Nos piden resultados pero no se invierte en talento ni en creatividad, y el talento es una inversión, no da dinero al principio, pero es una inversión. Pero uno debe descubrir poco a poco sus puntos fuertes, y no dejar de formarse, hay que invertir en uno siempre, la formación debe ser permanente y personalizada. Además es clave hacer algo que nos guste y que queramos hacer para lograr resultados y desarrollo personal, en lugar de ponernos metas que no deseamos alcanzar. ¿Qué quiero hacer yo?, ¿en qué soy bueno?, son preguntas que debemos hacernos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario