En todas las organizaciones, en mayor o menor medida, se destina
presupuesto anual para programas de capacitación, tanto técnicas como de
management. Sin embargo, para hablar de capacitaciones efectivas hay
que tener en cuenta varios aspectos.
“El
gran problema que enfrentan las áreas de capacitación y desarrollo es
la falta de resultados concretos y observables. Cuando luego de haber
realizado un programa de desarrollo de habilidades gerenciales los
gerentes y jefes siguen sin poder modificar la actitud y el compromiso
de sus colaboradores, sin dudas no hubo aprendizaje, sino acumulación de
información, que no le aporta valor al cliente, al negocio, ni al
propio colaborador”, señaló Miguel Terlizzi, Director General de la consultora HuCap.
Un
claro indicador de que existe aprendizaje –útil para que nadie dude de
que la capacitación es una inversión– es transformar los conocimientos
adquiridos en acción efectiva: resultados concretos y
observables. Aquí, algunas claves a considerar:
· Una de las claves de éxito de los programas de capacitación es que sean continuos y no aislados; tener un enfoque de continuidad, teniendo claro el destino al cual nos dirigimos. Evitar los cursos “aislados” o “enlatados”.
· Pensar los programas con visión sistémica y estratégica, pensando en los resultados que se quieren lograr,
a través de una mejor comprensión y visión de las totalidades e
interacciones de las partes del sistema. La variable de ajuste siempre
es la “tarea”, los “programas”, nunca el resultado a alcanzar.
· Realizar
un diagnóstico a medida considerando la cultura, contexto y realidad
que cada organización enfrenta, así como también la de cada colaborador
que la integra. Esto permitirá llevar adelante programas con un
verdadero hilo conductor, trabajando sobre necesidades y competencias
puntuales en el marco de un programa integral.
· Diseñar programas orientados al verdadero aprendizaje. Los
“Programas de Desarrollo Gerencial” o “Escuela de Líderes” suelen ser
ejemplos claros de programas de capacitación continua sobre los cuales
se busca incrementar la capacidad de acción efectiva de los
colaboradores a través del potenciamiento de competencias y áreas claves
de resultados.
· Generar solución de continuidad para los programas: un
aspecto clave para el proceso efectivo de aprendizaje es la interacción
y aplicación de los conceptos trabajados en cada seminario / taller /
jornada, en el día a día de trabajo. Por ejemplo, en los
procesos de capacitación dar guías de acción que permitan a los
participantes poner en práctica y asociar al día a día de trabajo los
conceptos trabajados en el aula. A su vez, esto genera una solución de
continuidad entre encuentro y encuentro.
· Es
central que los diseños de capacitación continua apunten no a personas
que aprenden (conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para el
puesto que desempeñan y para el desarrollo personal) sino que es la organización la que debe aprender y esto se logra compartiendo el conocimiento que las personas adquieren individualmente en cursos, seminarios viajes de capacitación simposios, etc.
¿Qué sucede con los conocimientos adquiridos? Aquellos
que se ponen en práctica, en mayor o menor medida, producen
modificaciones de conductas; los que no se aplican solo permiten
acumular información. La información que se va acumulando a
veces se utiliza y otras se olvida, como sucede con muchos cursos,
conferencias y seminarios: los asistentes vuelven a sus lugares de
trabajo y siguen actuando de la misma manera, sin modificar ninguna
conducta.
“Aprender
no significa acumular información, sino ser capaces de lograr más y
mejores resultados, los cuales previos al proceso de aprendizaje en el
cual invertimos tiempo y recursos, no se podían alcanzar”, concluyó
Terlizzi.
Fuentre: apertura
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