No es una situación a la que esté muy acostumbrada la Argentina pero,
por ahora, el peso viene ganando en materia de inversiones al dólar y
las proyecciones de los especialistas indican que la tendencia se
mantendría a lo largo de los próximos meses. Las elecciones de
mediotiempo de octubre pueden generar una leve turbulencia, pero no
alteran drásticamente el plan de vuelo.
“En el corto plazo, nada pareciera indicar que van a cambiar
las tendencias recientes respecto al dólar y las tasas, porque el
Gobierno sigue manteniendo un fuerte gasto en pesos financiado con
dólares y el Banco Central continúa buscando una baja importante de la
inflación”, razona Gustavo Cañonero, socio de SBS Fondos. “Es lógico
esperar que el dólar siga perdiendo respecto a la inflación al menos
hasta las elecciones, ausente un cambio de humor externo que no parece
muy probable, y que las tasas sigan relativamente altas y estables por
un par de meses”, postula.
Sabrina Corujo, Research manager de Portfolio Personal,
abonan a la misma teoría en líneas generales. “El mercado cambiario
seguirá ofrecido por diversos factores, con lo que el movimiento del
tipo de cambio, aunque creemos con volatilidad creciente, será limitado
al alza”, dice. Alargando un poquito la mirada, “más entrado el segundo
semestre, el escenario podría revertirse parcialmente ante la
incertidumbre política y presionar una dolarización de posiciones”.
Coincide en el diagnóstico Pablo Castagna, director del Segmento de
Individuos de Puente: “Creemos que el dólar va a tener una leve alza
durante la segunda mitad del año. Nuestra proyección es de un dólar a $
17,90 para fines de diciembre”.
Tener un plan
Con ese panorama sobre la mesa, armar una cartera de renta
fija bien estructurada y diversificada es la clave para “atrapar” los
mejores retornos en pesos en el corto plazo, superar al clásico plazo
fijo, que difícilmente vaya más allá del 17 por ciento en bancos de
primera línea y no exponerse a riesgos innecesarios. Por supuesto, no
hay que olvidar que es la Argentina y, entonces, hay que estar siempre
atento a un cambio de viento que obligue a modificar el balance de las
inversiones.
“Con vistas a gestionar un portafolio hasta diciembre de
2017, recomendamos ubicarse en pesos hasta junio/julio y luego balancear
la cartera con activos en dólares, para cubrirse de la volatilidad del
tipo de cambio ante las elecciones de medio término”, arranca Guillermo
Guichandut, gerente General de Supervielle Asset Management.
La estrategia se puede llevar a cabo posicionándose en fondos
comunes de inversión o en forma directa, por ejemplo con Letras que
emite el Banco Central (Lebac) a 35 días con tasa de 22,25 por ciento,
“ya que la curva todavía se mantiene invertida, es decir que plazos más
cortos tienen mayor rendimiento esperado que plazos más largos”, dice el
experto. “También la renta fija ajustable por CER –continúa– es una
alternativa para diversificar la cartera en pesos, dado que el mercado
espera una inflación por encima del 20 por ciento”. En este segmento,
títulos como el TC21 (Bono Consolidación) o el Discount que vence en
2033 (DICP) arrojan rendimientos de 1 y 3,5 por ciento en términos
reales (netos de inflación) y con alta liquidez. Cuando llegue el
momento de pasarse a dólares, los bonos recomendados por Guichandut son
los Bonar 2024 (AY24) y los Bonos de la Provincia de Buenos Aires
(PBM24) para el mismo año.
El menú que sugiere Castagna incluye desde bonos nacionales y
provinciales hasta emisiones de deuda de algunas empresas: “Para el
corto plazo, fortalecer el porcentaje de inversiones en pesos, con
alternativas como Lebacs y bonos en pesos que ajustan por inflación
(CER), están dejando retornos del 22 por ciento anual en pesos”. A
mediano y largo plazo, en cambio, recomienda empezar a dolarizar la
cartera.
“Hay varias posibilidades de inversión en dólares con
rendimientos que van del 5 al 9 por ciento y pueden adaptarse a
distintos perfiles”, apunta y resalta algunas perlitas para aprovechar:
Bono Soberano Argentina con vencimiento en 2026 que rinde 6,70 por
ciento; el de la provincia de Córdoba 2021, 6 por ciento; el de la
Provincia de Buenos Aires 2024, 7,25 por ciento; y el de Entre Ríos, 9
por ciento.
Desde el análisis de Paula Bujía, head of Asset Management de
Allaria, para el corto plazo en pesos, las Lebacs también son un
instrumento a elegir. “Ofrecen 500 puntos básicos (5 por ciento) por
encima de un plazo fijo minorista que rinde 16,7 por ciento”, dice la
especialista, pero inmediatamente alerta a los inversores inexpertos:
“La desventaja de estos instrumentos es que actualmente solo se licitan
una vez por mes y comprarlas en el mercado secundario es para inversores
grandes”.
Perderle el miedo
Sin embargo, muchas opciones y estrategias pueden resultar
desconcertantes para los inversores que nunca se le animaron al mercado
de capitales y que hasta ahora no conciben otro canal para hacer rendir
sus ahorros más que el plazo fijo bancario o la compra de dólares.
Para animarse, hay que saber de qué se trata y cómo funciona:
los bonos o títulos son el documento que representa la deuda que el
emisor (sea el Estado nacional, provincial o una empresa) tiene con el
inversor.
Quien busca financiarse emite títulos que son adquiridos por
quienes están dispuestos a darle crédito. A cambio de prestar su
capital, reciben un interés que está previamente pautado (por eso es
renta fija) y que se paga también de forma preestablecida. El
vencimiento también está estipulado. Así, el inversor puede mantener su
bono hasta el vencimiento y cobrar mientras tanto el interés en su
cuenta o venderlo en el mercado, en la Bolsa, y hacerse del capital
antes de tiempo. Dependiendo del valor al cual lo compra/vende tendrá
una ganancia por diferencia de precio y variará también la rentabilidad
que dejará en su bolsillo.
El riesgo mayor de este tipo de inversión es, claramente, que
el emisor, es decir, quien contrajo la deuda, no cumpla con sus
obligaciones. Cuanto más “confiable” es considerado quien pide el
dinero, menor será la tasa de interés que los inversores le exijan.
Ir a fondo
Así, apostar a activos de renta fija es mucho menos riesgoso
por definición que hacerlo por acciones, que son su contracara: nada
está asegurado y la ganancia depende exclusivamente de cómo se comporten
en el mercado de valores. Sin embargo, dentro de los bonos también se
pueden hacer apuestas más o menos osadas. Para los que eligen jugarse e
ir más a fondo en busca de retornos superadores, los analistas
recomiendan títulos a más largo plazo y también seguir aprovechando los
rendimientos en pesos
“El inversor de plazo fijo y dólar solo encuentra el mismo
riesgo (mínimo) en LETES en dólares (Letras emitidas por el Tesoro
Nacional) o en Lebac en pesos (Banco Central). Se puede entrar con
inversiones bajas y sus tasas actuales son más atractivas que las
colocaciones tradicionales bancarias. Ahora, para quien quiera ser más
agresivo en su inversión, los bonos indexados por inflación más largos,
como el Discount 2033, que hoy tiene un rendimiento real de 3,5 por
ciento anual (por encima de la inflación), son una alternativa”, dice
Corujo.
Los bonos de las provincias siempre tienen un “premio” por
sobre los nacionales de similar plazo y ahí también hay una ventana de
oportunidad. “Nos gustan los bonos de aquellas provincias con buena
situación fiscal que ofrecen un rendimiento por encima de los bonos
soberanos. Un ejemplo es Córdoba, que tuvo superávit fiscal primario en
11 de los últimos 13 años y ofrece un rendimiento de 6,5 por ciento por
un bono en dólares con vencimiento en 2021”, plantea Bujía, de Allaria.
La contra de estos instrumentos, y lo que le eleva un poco el nivel de
riesgo, es que no siempre tienen buenos niveles de liquidez (volumen de
negocios) en el mercado secundario.
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