Establece
metas
Antes
que nada debe surgir la motivación para encarar un proyecto propio, ya sea que arranques por necesidad,
en forma parcial mientras mantenés un trabajo en relación de dependencia, o
como parte de un proyecto de crecimiento, no suele ser fácil dar el primer paso
y ponerte en marcha con un proyecto concreto.
El desarrollo y maduración de la idea de negocios es clave
para asegurar su éxito futuro: ¿un comercio?, ¿una empresa de servicios?, ¿un
proyecto agrícola? La investigación del mercado y la creatividad pueden ayudar
en el proceso de definir exactamente qué tipo de negocio querés iniciar. Tiene
que ser algo que te guste de lo contrario no durará mucho.
Para que un negocio funcione, la
idea debe coincidir con alguna oportunidad en el mercado. ¿Hay necesidades
insatisfechas? ¿Pocos competidores? ¿Alguna tendencia en el mercado que hasta
ahora no se aprovechó? Pensá de qué forma vas a diferenciarte de otros emprendimientos
similares.
A continuación te enumero algunas técnicas
que sirven para que surjan aquellas ideas que se encuentran dentro tuyo y
plasmarlas sobre un papel:
- Copia creativa. Buscá proyectos, ideas, nombres o conceptos que te gustan y tomalos como materia prima para tu creatividad: combinalos, mejoralos o reinventá sobre ellos.
- Asociación forzada. Escribí una lista de palabras al azar, elegidas, por ejemplo, hojeando una revista o listando objetos a tu alrededor. Asociá cada palabra con tu problema o planteo para generar un idea.
- Inspiración en la naturaleza. ¿A qué se asemeja el problema en el mundo natural? ¿Cómo se soluciona? Así, por ejemplo, se creó el “velcro”, observando cómo los abrojos se adhieren a la piel de los animales.
- Galería de famosos. Hacé un listado de personalidades, reales o de ficción, que admires por diversos motivos (Einstein, Steve Jobs, Don Draper, El Chavo, etc.). ¿Cómo verían el problema? ¿Qué harían frente a esta situación? ¿Qué te aconsejarían? Podés buscar frases inspiradoras, leer sus biografías o simplemente dejar volar tu imaginación para encontrar nuevos puntos de vista.
- Inmersión en ambientes creativos. Visitá un museo, navegá sitios de imágenes, releé tus libros favoritos, mirá una película, reunite con gente diferente. Tomá nota de observaciones, detalles, emociones, y todo lo que llame tu atención. Intentá luego relacionar tus anotaciones con tu desafío. Asegurate también de que tu espacio de trabajo aliente la creatividad en el día a día.
- Tormenta de ideas o brainstorming. Reuní un grupo de personas y generá una “sesión de creatividad” para encontrar una gran cantidad de ideas, producto de la interacción. (ver más en “Tormenta de ideas: un soplo de creatividad”)
- Técnica de Moliere, “ojos limpios” o llamada al profano. Una mirada fresca y nueva suele sacar del estancamiento que provoca el exceso de información o involucramiento. Invitá a opinar a personas que no tenga nada que ver con el problema. Puede ser un niño, un extranjero, una persona mayor, un profesional de otro campo, etc.
- Técnica de Da Vinci. Después de concentrarte durante unos minutos en el problema o planteo, relájate y dibujá lo que te venga a la mente, sin preocuparte por estilo o precisión. Analizá los dibujos después para encontrar información que tal vez no te resulta fácil poner en palabras.
La próxima
ocasión veremos cómo depurar las ideas que te surgieron y darle un formato que
pueda ser aplicable.
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