El dólar barato alienta como nunca a los
argentinos a ampliar sus gastos en el exterior. El uso de la tarjeta de
crédito para afrontar compras fuera del país por comercio o por turismo
se disparó durante el verano y ya es sensiblemente mayor que el que se
hacía en los años de cepo cambiario.
El financiamiento se duplicó
sólo en estos dos meses de enero y febrero, de u$s400 millones a u$s795
millones. Y toma hoy la misma dirección y velocidad que las compras de
divisas que hacen los clientes minoristas por ventanilla y por
homebaking.
El argentino presume que el tipo de cambio quedó
rezagado en el país ante la inflación y ante el debilitamiento de las
monedas a nivel global. Considera, además, que el dólar se mantendrá
adormecido en el corto plazo por la sobreoferta de divisas que aseguran
las colocaciones de deuda y las exportaciones de la cosecha gruesa.
Así,
el plástico empieza a estar cada vez más de moda para los gastos en
dólares. El uso que hacen los argentinos en estos días supera
ampliamente al que realizaban en los años de cepo cambiario, cuando
había un especial atractivo para hacerlo y el stock de financiamiento
había llegado a tocar un techo de u$s560 millones.
La dinámica
actual va más allá de los factores estacionales: en el verano de 2016,
con una devaluación reciente, el crecimiento del stock de préstamos en
dólares con tarjeta había sido de apenas 30%. Y contrasta mucho con la
realidad que se refleja en los gastos en pesos: el stock de
financiamiento con tarjeta en moneda local cayó de un promedio de
$231.500 millones, en todo enero, a uno de $230.000 millones en febrero.
La contracción se dio, precisamente, en el mismo mes en que el Central
resolvió auspiciar el plan de "precios transparentes" sobre los
productos financiados. Con el fin de incentivar la competencia y
abaratar el valor de los bienes al contado, el Gobierno obligó a
publicar la tasa que se cobra en los planes en cuotas. La medida provocó
una caída en el consumo que el Gobierno no esperaba y que terminó por
representar una traba para la recuperación de la economía. Y que, en
rigor, puede haber sido la verdadera causa de la caída de precios que
buscaba el BCRA.
Fuente: Ambito Financiero
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