lunes, 29 de julio de 2019

7 razones por las que es una buena idea contratar a un ajedrecista

Bueno, en realidad, 7+1. Como si siete no fueran suficientes. LEONIDAS LIASKOS estaba buscando un trabajo y descubrió que sus habilidades como ajedrecista podrían darle una ventaja competitiva. Al cruzarse con un artículo de 2018 en el que se recomendaba a los responsables de recursos humanos que prestaran atención a nadadores competitivos, se sintió inspirado y escribió su propia versión para ajedrecistas.

Habilidades que mejorarán tu compañía

Según TARGET-jobs —una de las agencias británicas más populares para graduados—, las capacidades relacionadas con resolución de problemas, organización y el trabajo bajo presión están entre las diez más importantes para un joven profesional. Siguiendo mi propia experiencia, también incluiría pensamiento estratégico y pasión. Todas estas habilidades, combinadas con unas cuantas más, son practicadas de forma inherente al momento de jugar ajedrez.
A pesar de que el nivel educativo y la experiencia de trabajo son muy importantes para un joven graduado, estas no alcanzan para ofrecer una ventaja competitiva en el currículo personal. El esfuerzo acumulado y las elecciones tomadas a través de los años dan forma a la personalidad y a las habilidades de cada individuo (Hamel & Prahalad, 1994) y transforman a un empleado en un elemento valorado en las compañías. Aquí presentamos 7 (+1) razones por las que cualquier empleador debería contratar a un ajedrecista.

1. Los ajedrecistas saben resolver problemas

Incluso un ajedrecista novato resuelve alrededor de 20 problemas relacionados con el ajedrez por semana; si nos fijamos en un semiprofesional, este número alcanza los 20 problemas por día. En este proceso, el individuo desarrolla no solamente habilidades analíticas y de resolución de problemas (Burgoyne, et al., 2016) sino también persistencia a la hora de encontrar la solución correcta. Desde un punto de vista laboral, un ajedrecista es una persona que resuelve problemas con tenacidad e ímpetu personal al enfrentarse ante cualquier desafío.

2. Los ajedrecistas saben manejar el tiempo

A pesar de que el ajedrez suele ser percibido como un juego muy lento, sabemos que esto no es cierto en la experiencia directa. En una partida profesional promedio, cada jugador recibe alrededor de dos horas para realizar cuarenta movimientos. Por lo tanto, cada jugada no puede tomar más de tres minutos en promedio. En estas condiciones, el ajedrecista está forzado a manejar su tiempo de forma efectiva para evitar meterse en apuros. 

3. Los ajedrecistas suelen estar presionados por el tiempo

Incluso cuando un jugador tiene una habilidad perfecta para manejar su tiempo, se presentan ocasiones en las que simplemente no hay suficiente tiempo disponible. En estas ocasiones, el ajedrecista debe tomar una decisión en menos de un minuto, lo que significa que, a la larga, el jugador aprende a operar bajo presión (Unterrainer, et al., 2011). La práctica en toma de decisiones y en trabajo bajo presión puede ayudar a cualquiera a lidiar con fechas de entrega y a realizar tareas con recursos limitados.

4. Los ajedrecistas tienen habilidades organizativas

Un ajedrecista sabe cómo compartimentar información y priorizar tareas. Al moverse entre filas, columnas y diagonales, el ajedrecista se ve obligado a poner las cosas en orden y a trabajar tanto eficiente como productivamente al momento de completar cualquier tarea. En un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, es necesario tener la capacidad de poner en consideración distintos puntos de vista (Bennett & Lemoine, 2014) para poder organizarse.

5. Los ajedrecistas tienen pasión

Ganar títulos y convertirse en un campeón puede ser un objetivo para cualquiera. Sin embargo para alcanzar ese objetivo un ajedrecista debe sacrificar mucho. La disposición para convertirse en el mejor exige hacer concesiones en la vida personal y social, incluso durante la juventud, a pesar de que no se recibe a cambio el reconocimiento que se le da a los futbolistas o a los jugadores de baloncesto. Esta pasión y motivación intrínseca por un juego tremendamente complejo es lo que distingue a los ajedrecistas de otros deportistas (Unterrainer, et al., 2011). Por lo tanto, un ajedrecista es capaz de desplegar la misma pasión y el mismo nivel de motivación como empleado de un trabajo que le inspire y eleve sus propias ambiciones.

6. Los ajedrecistas son pacientes y se orientan en el largo plazo

El ajedrez no se trata de obtener victorias rápidas y sencillas: el ajedrez tiene más que ver con objetivos a largo plazo, trabajo duro y paciencia. Las ganancias o resultados positivos no son necesariamente visibles de inmediato, pues un individuo no puede ver su cuerpo o mente transformarse de forma instantánea. La paciencia y un planeamiento a largo plazo son también absolutamente esenciales durante las partidas. Como ya se notó, una partida promedio dura alrededor de cuarenta jugadas, las cuales deben ser calculadas y planeadas con precisión, dado que incluso un pequeño error puede producir el colapso de una posición ganadora. La paciencia y la orientación en el largo plazo pueden ayudar a un empleado a no perder de vista todo el panorama, sin apurarse a encontrar soluciones rápidas y sencillas, sino, por el contrario, enfocarse en encontrar la raíz del problema.

7. Los ajedrecistas son creativos

El ajedrez suele ser percibido como un juego aburrido, similar a las matemáticas puras y al análisis extenuante, pero para poder alcanzar la maestría en el juego también hace falta pensar de forma creativa (Waters, et al., 2002). Para jugar ajedrez se debe pensar pero también hace falta imaginar lo que sucederá luego, dado que, en promedio, una variante de tres jugadas tiene un árbol de posibilidades de casi 4 mil millones de posiciones (Rice, 2008), algo imposible de calcular si no eres una máquina. Por lo tanto, las habilidades creativas pueden ayudar al ajedrecista a encontrar jugadas innovadoras y estrategias sin necesidad de calcular tanto. El uso de estas habilidades creativas junto al razonamiento abstracto y al reconocimiento de patrones en problemas de la vida real puede ayudar a un empleado a encontrar soluciones creativas a una gran variedad de problemas.
BONO: Los ajedrecistas piensan estratégicamente
Ser un gran ajedrecista requiere de una gran capacidad para pensar estratégicamente. La estrategia, en resumen, tiene que ver con la búsqueda y ejecución de un plan. Precisamente el proceso que siguen los ajedrecistas en sus partidas. El jugador combina su capacidad para resolver problemas con su pensamiento creativo mientras se ciñe a las restricciones para crear un plan y llevarlo a cabo. El proceso requiere paciencia y una ejecución precisa hasta el último momento. Es más, incluso una derrota puede ser parte de la experiencia general de aprendizaje. Aprender del fracaso es una virtud, no un defecto. Por lo tanto, al igual que en el ámbito laboral, un ajedrecista puede ser un gran estratega, capaz de formular e implementar las estrategias de la compañía, mientras evita alejarse del proceso preestablecido (Mintzberg, et al., 2009).

Referencias

Bennett, N. & Lemoine, G. J., 2014. What VUCA Really Means for You. Harvard Business Review, January-February.
Burgoyne, A. P. et al., 2016. The relationship between cognitive ability and chess skill: A comprehensive meta-analysis. Intelligence, Volume 59, pp. 72-83.
Hamel, G. & Prahalad, C., 1994. Competing for thr Future. Boston: Harvard Business School Press.
Hecht, H., 2018. SwimSwam. [Accessed 30 05 2019].
Mintzberg, H., Ahlstrand, B. & Lampel, J., 2009. Strategy Safari: The complete guide through the wilds of strategic management. 2nd ed. Harlow: Pearson Education Limited.
Rice, B., 2008. Three Moves Ahead: What Chess can teach you about Business (even if you've never played). 1st ed. San Francisco: Jossey-Bass.
Unterrainer, J., Kaller, C., Leonhart, R. & Rahm, B., 2011. Revising superior planning performance in chess players : The impact of time restriction and motivation aspects. American Journal of Psychology, Volume 124, p. 213–225.
Waters, A. J., Gobet, F. & Leyden, G., 2002. Visuo-spatial abilities in chess players. British Journal of Psychology, Volume 30, pp. 303-311.